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Psicoterapia en tiempos del coronavirus

15 May 2020 | Otros

Mi consultorio ha sido un instrumento de trabajo importante. Me ha permitido crear cierta atmósfera de intimidad tranquila, que me facilita el escuchar con atención plena. No hay teléfonos ni pantallas. Suelo poner el celular en modo avión cuando estoy en consulta, para evitar distracciones. Si tomo notas, lo hago a mano y sin mirar el papel, para mantener abierta la vía del contacto visual.

Hasta hace un par de meses, quien venía por primera vez a consultarme podía elegir entre dos sillas, colocadas a diferentes ángulos y distancias respecto a la mía. En marzo se redujeron las opciones: comencé a pedir a mis pacientes que se sentaran a un metro ochenta de mí. Afortunadamente, ninguno de ellos ocupaba el diván analítico.

En abril se impuso la distancia física, y la mayor parte de mi consulta migró a plataforma electrónica. Aún la atendía exclusivamente desde el consultorio, colocando la cámara de manera que apareciera en pantalla el panorama usual. En cambio, mis pacientes asistían a su sesión desde la recámara, la cocina o cualquier lugar de la casa en donde fuera posible tener privacía. Cuando llegaron las restricciones al uso del automóvil me vi obligada a trabajar yo también desde casa, un día de la semana. Ayer, por fin, me decidí a cambiar la disposición de mi consultorio, adaptándolo a esta época en que hace más falta la computadora que el diván.

Las reacciones de mis pacientes han sido muy diversas. Hay quienes prefieren el teléfono a la videoconferencia; hay quienes necesitan verme, al menos en pantalla. A otros les resulta muy desagradable la distancia que impone la tecnología y han decidido interrumpir su tratamiento hasta que sea posible volver a tener sesiones presenciales. Algunos quisieran seguir, pero ahora que la familia entera está en casa todo el tiempo no tienen un lugar para estar a solas durante su sesión de terapia.

En la interacción con quienes han decidido continuar hay un clima diferente, más simétrico. Ahora es común que al inicio de la sesión se me pregunte por mi salud. Respondo directamente, como un reconocimiento de que todos estamos en peligro de enfermar. Ante la pandemia somos iguales.

Han sido cambios enormes y bruscos a los tiempos y espacios en que se lleva a cabo el tratamiento. Los profesionales vamos aprendiendo en el camino. ¿Es posible tratar a distancia, con éxito, cualquier tipo de problema? ¿O hay situaciones que es preferible abordar en una consulta presencial? Los artículos acerca del uso de plataformas tecnológicas en psiquiatría se multiplican en las revistas médicas, de dos meses para acá; se habla de relaciones médico- paciente híbridas (presencial-tecnológicas) y de dosis óptimas de tratamiento virtual. Se compara la eficacia de un determinado tipo de terapia, administrada en persona y a distancia.

Por ahora, si quien acude a mí está en la Ciudad de México y no tiene un riesgo alto de contagio, prefiero hacer una primera entrevista en el consultorio y decidir cómo seguir tras valorar el caso. Ciertos problemas se aprecian mejor si la persona está físicamente presente.

Referencias

Jay H. Shore, MD, MPH; Christopher D. Schneck, MD; Matthew C. Mishkind, PhD. "Telepsychiatry and the Coronavirus Disease 2019 Pandemic—Current and Future Outcomes of the Rapid Virtualization of Psychiatric Care". JAMA Psychiatry. Published online May 11, 2020.

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